Los agujeros en la armadura ocurren cuando la comunicación se derrumba, haciendo que cada quien vaya a su esquina a lamerse las heridas.
La comunicación es uno de esos fundamentos principales de una relación saludable y su relevancia es universal.
Me esfuerzo por mantener abiertas y saludables las líneas de comunicación, y éste esfuerzo requiere de un fondo de sinceridad, digamos que inteligencia emocional.
Ninguna relación florecerá sin ser probada. Con el tiempo nos irritamos, nos frustramos y, quiza, nos culpamos el uno al otro;
Esta realidad es inevitable y no siempre es suave, ni fácil.
Cuando algo entre una persona hacia otra es ofensivo, su primera reacción es proteger su propio pensamiento y/o fomentar la deslealtad.
Mateo 18, nos habla de arreglar las cosas sin discutir, procurar la paz y mantener un corazón humilde.
Los malos entendidos raspan la piel. Amargura se siembra en nuestra alma, luego nos enconamos con la ofensa y entregamos un monólogo que llega a duros tonos y extremas reacciones.
Cuando nos sentimos ofendidos, nuestra lengua es nuestro peor enemigo. Al hablar el lenguaje del amor, evitamos filtros y tocamos corazones.
La biblia es bastante clara en Mateo 12:34
Consejo: La blanda respuesta calma la ira; más la palabra áspera hacer subir el furor.
Leer: San Juan 12:35-36
Proverbios 18:6-8
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