Dios llamó al profeta Jeremías de manera directa y lo alentó a no temer a sus enemigos: "Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué.... contigo estoy para librarte" - Jeremías 1:5,8.
Aunque posteriormente, el profeta se lamentó de su llamado, el Señor lo protegió, pero su ministerio nunca tuvo éxito. El pueblo no se arrepintió, y Jeremías fue testigo de su martirio, esclavitud y dispersión.
Sin embargo, a pesar de toda una vida de desánimo y rechazo, no desistió, ya que había que Dios no lo había llamado a tener éxito, sino a ser fiel. Confiaba en el Señor que lo había llamado.
La profunda compasión del profeta nos revela el corazón del Padre, quien anhela que todos vuelvan a Él. (TG)
¿Sientes el llamado de Dios? ¿Donde te has sentido desanimado? ¿Cómo defines el éxito y cómo reaccionas cuando lo experimentas?
"Cuidado con desistir demasiado pronto. Nuestras emociones no son una guía confiable".
John Piper.
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