lunes, 5 de octubre de 2015

AGUA VIVA

Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adoraran al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren.
Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad
es necesario que le adoren.
S. Juan 4:23-24

La esencia de la adoración se resume en:  Dios con las personas.
Dios busca verdaderos adoradores; Lo que nos lleva a la conclusión de que existen falsos adoradores.
Describamos brevemente la palabra falsos: Contrario a la verdad,  dicen una cosa y viven otra - cantan canciones de gozo y viven tristes.
Adoración se trata de dar a Dios lo que él quiere recibir.

En S. Juan 4, vemos la historia de Jesús y la mujer samaritana. "Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber."(S. Juan 4:7).  Jesús estaba en una faceta de necesidad; pero no hablaba de agua natural.
"Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed;  mas el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que brote para vida eterna" S. Juan 4:13-14.  El agua que él puso dentro de nosotros, sacia su sed.

Al utilizar la palabra "dame", implica ministrar, servir, suplir.

Jesús en S. Juan 19:28 dijo: "...Tengo sed". El agua de la humanidad, lo que sale del interior, sacia la sed de Dios. (El que cree en mí, en su interior correrán ríos de agua viva. Juan 7:38). 
Sin embargo vemos en este pasaje, que hubo un soldado romano que dio vinagre a Jesús.  
El soldado romano, representa un espíritu religioso (son agentes de satanás asignados para impedir cambios y mantener el estatus usando engaños religiosos. / vea:  2 Corintios 11:3, Mateo 15:2, Marcos 7:5).  El vinagre, representa lo agrio; peticiones egoístas.

Muchas veces en el templo hay personas como el soldado romano y con vinagre (peticiones egoístas):  Dios dame, Dios quiero...
Apocalipsis 3:20 dice:  He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él, y cenaré con el, y él conmigo.  En este versículo, Dios le habla a la iglesia. 

Y me pregunto: Que damos de beber a Jesucristo?
No solo es que Dios nos sacie, sino que, Dios quiere ser saciado también.  Si suplimos la necesidad de Jesucristo, lo tenemos todo.  Si tenemos una intimidad con Dios, Él cena con nosotros y el río empieza a fluir.

En el tiempo de verano, se nos dice que no debemos dejar agua estancadas porque así empieza a aparecer el dengue.  Y pienso que al igual que nosotros, espiritualmente si el agua dentro de nosotros se estanca atraerá enfermedad (celos, división, ira, contienda, etc.).

Ahora que sabemos que el agua que está dentro de nosotros es para saciar la sed de Jesucristo, dejemos que Él agite esas aguas como el mar y preparemos el lugar para que Él venga y cene con nosotros.

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